La ansiedad es un estado de inquietud de carácter difuso que normalmente
la persona no puede explicar. Generalmente cuando se habla de ansiedad
no se hace referencia a un temor a algo concreto que se encuentra fuera
de nosotros mismos sino que la misma es la expresión de algún tipo de
conflicto emocional interno.
A grandes rasgos puede hablarse de dos tipologías de ansiedad: la
ansiedad rasgo y la ansiedad estado. Cuando se habla de la ansiedad
rasgo nos referimos a una persona que desde épocas muy tempranas de su
vida ha sentido ansiedad y esta se ha convertido en una compañera
perenne a lo largo de la vida (generalmente estas personas tienen un
temperamento que las lleva a actuar muy rápido ante las más diversas
situaciones, son fácilmente excitables y les cuesta relajarse). Al
contrario, cuando nos referimos a la ansiedad estado es porque existe
algún acontecimiento (o conjunto de ellos) que hace que la persona
responda de manera ansiosa en momentos puntuales de su vida.
La buena noticia es que la ansiedad se puede revertir, en muchas
ocasiones sin tener la necesidad de acudir a los psicofármacos sino a
partir de una serie de estrategias muy sencillas.
1. Tómate tu tiempo para emprender las tareas cotidianas.
Muchas de las personas ansiosas se mueven continuamente de un lugar a
otro, comen sin sentarse a la mesa, hacen dos o tres cosas a la misma
vez. El problema de asumir el día con este estilo apresurado estriba en
que nuestro cerebro se está retroalimentando constantemente de las
señales que le envía nuestro cuerpo; de esta forma, la agitación
psicomotora a la cual nos sometemos, le indica al cerebro que estamos
apresurados y ansiosos, lo cual hace que el mismo responda aumentando
los niveles de ansiedad. Cuando enfrentamos el día con ansiedad y
prisas, estamos creando un círculo vicioso que genera más ansiedad. Por
ello el primer paso para combatir la ansiedad se centra en disminuir
nuestro ritmo cotidiano.
2. Controla los movimientos repetitivos propios de la ansiedad.
Cuando nos sentimos ansiosos tendemos a jugar nerviosamente con los
objetos que están a nuestro alrededor, movemos incesantemente el pie,
caminamos de un lado al otro… Estas conductas son percibidas por nuestro
cerebro y sólo contribuyen a aumentar la ansiedad. Por ello, es
importante estar atentos a la aparición de las mismas y aprender a
controlarlas de manera consciente. De esta forma me atrevería a decir
que se puede reducir la ansiedad en un 20%.
3. No dejes tareas pendientes. Una de las cosas que
aumenta nuestro estado de ansiedad es saber que tenemos tareas
pendientes. En muchas ocasiones simplemente postergamos las tareas
porque no tenemos ganas de enfrentarlas pero al final resulta que éstas
se van acumulando y se convierten en una fuente innecesaria de tensión.
Cuando enfrentas las tareas en la misma medida en que éstas se te van
presentando, estaremos eliminando de nuestra vida una fuente ansiógena.
4. Aprende a decir “no”. En muchas ocasiones la
ansiedad aparece porque no sabemos decir “no” y terminamos llenándonos
de tareas que no nos permiten disfrutar ni siquiera de una hora libre al
día. La persona con tendencia a la ansiedad debe aprender a
jerarquizar, determinar cuáles son las tareas más importantes y cuáles,
definitivamente, no merecen la pena el esfuerzo. Debemos recordar que
las relaciones interpersonales y ayudar a los amigos es importante de la
misma forma que es ideal ser un trabajador eficiente, pero para lograr
esto necesitamos de la salud psicológica.
5. Reserva una hora diaria para dedicarla a las actividades que más te gusten.
Con mucha frecuencia las personas ansiosas no se dedican tiempo a sí
mismas y esto les genera cierta frustración ya que la inmensa mayoría de
las actividades cotidianas que realizan no son de su agrado. Cuando
realizamos una tarea que realmente nos gusta nuestro cerebro libera
sustancias que no sólo nos hacen sentir bien sino que también nos
relajan.
6. Cambia tu forma de pensar. En muchas ocasiones la
persona ansiosa también es muy rígida en sus ideas, es perfeccionista y
se preocupa demasiado por los acontecimientos venideros. Lo cierto es
que usualmente la preocupación por lo que vendrá genera una gran
cantidad de ansiedad y desasosiego, temores que finalmente no tienen
ningún fundamento. Para controlar la ansiedad no basta con regular los
movimientos del cuerpo o con emprender las tareas de una forma más
pausada; es importante lograr un cambio interior donde aceptemos que la
vida es cambiante y que podemos errar pero lo importante es el camino,
no la meta.
7. Aprende técnicas de relajación o apúntate a ejercicios de Yoga o Tai Chi.
En ciertas ocasiones las estrategias anteriormente descritas no bastan
para combatir la ansiedad porque ésta se ha instaurado muy profundamente
en nuestra personalidad, entonces podemos conjugarlas con la práctica
de ejercicios físicos como el Yoga o el Tai Chi, que benefician a
nuestro organismo y a la misma vez nos permiten reencontrar la paz
interior o por técnicas como la relajación muscular progresiva o la
respiración diafragmática.
Finalmente, recuerda que para combatir la ansiedad es vital que descubras cuáles son los agentes estresantes y que aprendas a dominar las situaciones que te generan tensión. en este eBook (Cómo Superar la Ansiedad) se analizan los agentes estresantes de la actualidad y se brindan técnicas prácticas para combatirlos.
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