viernes, 23 de agosto de 2013

Salud Sexual y Derechos Reproductivos

La Salud Sexual y Reproductiva es un estado genral de bienestar físico mental y social en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo y sus funciones y procesos. Implica la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos en la procreación, además de la libertad para decidir hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia. La salud sexual y reproductiva es un derecho humano.
Los Derechos Sexuales y Reproductivos abarcan tanto las libertades como las facultades correspondientes a los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. Estos derechos son parte del marco de los derechos humanos reconocidos en los documentos y tratados internacionales aprobados por consenso y en el corpus legislativo argentino. Los derechos reproductivos se basan en el reconocimiento del derecho de toda persona a decidir libremente si tener o no hij@s, cuántos hij@s tener y el espaciamiento entre nacimientos, y a disponer de la información y de los medios para alcanzar el más elevado estado de salud sexual y reproductiva sin sufrir discriminación, coacción ni violencia.
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Las inversiones en servicios de salud sexual y reproductiva de calidad mejoran la vida de las personas, especialmente de las mujeres y l@s jóvenes: disminuyen la prevalencia de las infecciones de transmisión sexual, protegen los derechos de quienes tienen VIH y fomentan prácticas igualitarias libres de estereotipos de género. Es fundamental que la promoción del ejercicio de estos derechos de todos y todas sea la base primordial de las políticas y programas públicos y comunitarios en la esfera de la salud. 
El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) apoya la provisión de servicios de salud sexual y reoproductiva, y el acceso a la información oportuna y científica sobre métodos anticonceptivos, modernos, adecuados y gratuitos.
Los servicios de salud sexual y reproductiva incluyen: la atención durante el embarazo y el parto; la respuesta a la emergencia obstétrica; la atención post aborto; la prevención del embarazo no deseado; la prevención, diagnóstico y tratamiento del VIH, y del cáncer de cuello de útero.

Derechos relacionados con los derechos sexuales y reproductivos


Derecho a la vida; derecho a la libertad y a la seguridad de la persona; derecho a la salud incluida la salud sexual y reproductiva; derecho a otorgar consentimiento al matrimonio y a disfrutar de igualdad dentro de la pareja; derecho a la vida privada; derecho a la igualdad y a la no discriminación; derecho a no ser sometid@ a maltrato, violencia y humillaciones; derecho a la educación, incluido el acceso a la educación sexual integral; derecho a participar en la conducción de asuntos públicos; derecho a participar de la política, libre activa y significativa; derecho a buscar, recibir y difundir información y tener libertad de expresión; derecho a beneficiarse con el progreso científico.

Métodos anticonceptivos más utilizados 

EN MUJERES: El preservativo está dentro de los métodos anticonceptivos denominados “de barrera” que impiden que el líquido seminal entre en contacto con el óvulo. Pero en la actualidad los métodos anticonceptivos más utilizados por mujeres de diferentes edades son los hormonales. Se trata de hormonas femeninas que por diferentes formas de administración alteran el ciclo menstrual, impidiendo la liberación del óvulo y por lo tanto la fecundación, con una efectividad cercana al 99% si el uso es el adecuado. Su seguridad es una ventaja y una desventaja a la vez. La ventaja es que la pareja puede sentirse bastante tranquila, ya que un embarazo es bastante improbable utilizando cualquiera de estos métodos. La desventaja es que en la mayoría de los casos no se utiliza preservativo, por lo que no hay protección para el contagio de ITS. Un estudio reciente arroja que las mujeres que utilizan métodos anticonceptivos hormonales tienen mayores probabilidades de padecer cualquiera de estas infecciones, incluyendo HIV y HPV, precisamente porque solo se focalizan en evitar embarazos no deseados.

Miremos brevemente los métodos anticonceptivos hormonales que se utilizan actualmente:
Píldoras: Son los primeros anticonceptivos hormonales que conocimos. Se toman durante veintiún días consecutivos y luego se descansa siete, aunque en algunos tipos de píldoras se administra todos los días sin descanso. Existen diferentes combinaciones de hormonas y dosis, incluyendo a la llamada “minipíldora”, y cada vez los efectos secundarios son menores. El médico ginecólogo es quién indica la marca correcta de acuerdo a las características de cada mujer.
Parches: Se colocan en diferentes partes del cuerpo (generalmente hombros, glúteos, brazos o abdomen), cambiándose una vez a la semana. La administración es durante tres semanas consecutivas cambiando el parche el mismo día, y luego una de descanso.
Anillo vaginal: Es un método novedoso que se introduce y se deja en la vagina durante tres semanas, quitándolo al comienzo de la cuarta para así dejar una de descanso.
Inyecciones: La aplicación es intramuscular una vez al mes o una vez cada tres meses, según la composición hormonal que se utilice.
Implante subdérmico: Se colocan unas pequeñas varillas en la cara interna de uno de los brazos bajo la piel en una intervención muy sencilla, y dura entre tres y cinco años. Es el método más seguro para mujeres que no tienen la constancia de, por ejemplo, tomar una píldora todos los días a la misma hora.
 Métodos anticonceptivos en hombres
El preservativo constituye el primer y principal método anticonceptivo existente en la actualidad, tanto por su probada eficacia para evitar embarazos, como por la enorme utilidad que tiene para prevenir enfermedades de transmisión sexual. Es un método anticonceptivo barato y seguro, utilizado correctamente.
La práctica sexual mediante "coitus interruptus", retirando el pene de la vagina antes de la eyaculación es poco fiable y seguro.
A los pacientes con pareja estable y con el deseo gestacional cumplido se recomienda la vasectomía. Es una técnica quirúrgica sencilla, que se realiza con anestesia local y de manera ambulatoria, que permite una vida normal con gran rapidez. Se seccionan ambos conductos deferentes, provenientes de ambos testículos, impidiendo la llegada de los espermatozoides al semen. Se sigue produciendo semen y no produce ninguna alteración en las relaciones sexuales ni en la eyaculación. Tras la cirugía pueden aparecer efectos secundarios menores tipo infección de la herida, hematoma etc…
Al cabo de uno-dos meses de la cirugía se recomienda realizar un seminograma para comprobar que no queda ningún espermatozoide en el semen.
En principio es una técnica irreversible, pero existe una cirugía (vasovasostomía) que permite re canalizar los conductos cortados, volviendo a aparecer espermatozoides en el semen. Dicha cirugía es mucho más compleja, precisando de material de microcirugía, con tasas de éxito que nunca llegan al 100%.
Existen múltiples fármacos probados para ser utilizados como anticonceptivos masculinos, siempre con elevada toxicidad y dudosa eficacia por lo que no existe ninguno recomendable en la actualidad.
 

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