lunes, 3 de septiembre de 2012

Hostias para los celíacos



En Mendoza:

Las tradicionales contienen fluten, que no pueden ingerir quienes sufren esa patología. En otras provincias hubo polémica al entenderse que la comunión no es válida si se altera la receta original


Trigo no adulterado, diluido con agua natural y cocido al fuego. De acuerdo con lo que indica la doctrina, sólo de esta manera las hostias podrán consagrarse en el momento de la misa llamado eucaristía, rito católico por el cual, al imponer el cura sus manos sobre el pan y el vino, los transforma en el cuerpo y la sangre de Cristo. Sin embargo, la institución eclesiástica parece haber dado un paso adelante: modificando la receta original, ya hay algunas iglesias en Mendoza que ofrecen ese trozo de “pan ácimo” (el que carece de levadura) sin gluten. Es para que los católicos celíacos tengan acceso al acto de la comunión.

No hay una decisión de la Iglesia de Roma en este sentido, sino más bien una práctica que se propagó de a poco y hoy llama la atención de los fieles, así como de muchos otros que lo ven como una novedad social.

La elaboración está a cargo de las hermanas dominicas, que viven en el monasterio Nuestra Señora del Rosario, en Guaymallén, quienes fabrican las obleas en forma circular pero además se sostienen cosiendo vestimentas para los sacerdotes. “Surgió de una necesidad de la comunidad y fue contemplada porque las hermanas podían prepararlas sin gluten”, contó el padre Ángel Martínez, párroco de Nuestra Señora de los Dolores, donde se administra la hostia sin gluten.


A favor y en contra
De acuerdo con lo que explicó el vocero del Arzobispado, Marcelo De Benedictis, desde hace varias décadas, la institución de la que él forma parte contempla a la celiaquía como una de las enfermedades de gran incidencia. Contó que hay documentos –los más recientes son de 1980, 1990 y 2003– que instan a velar por los fieles que la padecen.

Aunque con estos pronunciamientos la Iglesia de alguna manera avalaría la práctica en vigencia, la iniciativa generó polémicas en algunas provincias ya que los sacerdotes anteponían que si la hostia era elaborada con harina de otro tipo en cantidad tal que no podía ser llamada pan de trigo, no se consumaba la consagración.

La Biblia no establece con precisión si Cristo usó el pan de mesa común o algún otro pan especialmente preparado en la última cena compartida con los discípulos. Sin embargo, con el paso de los años, la Iglesia determinó normativas y modelos de tal manera que las hostias fueran válidas para consagrar.

“Si es por la materia que se consagra, hay algunos que sostienen que puede ser un trozo de pan común, aunque quienes se oponen apuntan al desperdicio de las migas que, tras la consagración, son el cuerpo de Cristo y adquieren otro valor. Por eso, la forma más aceptada es la hostia sin leudar y ahora, en algunos casos, sin gluten”, opinó Ángel Martínez. Y explicó que después de la misa se mantienen separadas las hostias consagradas para celíacos de las otras, de manera que no haya contaminación.

No es la de los Dolores la única parroquia que instituyó el cambio. También en la vicaría San Cayetano, del barrio Bancario, en Godoy Cruz, los fieles pueden acceder a esta alternativa.

De la discusión de distintas opciones que se adapten a las características del entramado social surge la posibilidad de llevar cada uno su hostia para consagrarla. “Habría que discutirlo, porque hay formas establecidas, y si la persona la trae de su casa, cómo comprobar su procedencia. Cualquier defecto en la materia inhabilitaría la eucaristía. Lo mismo pasa con el vino, que debe ser fruto de la fermentación natural del grano de uva”, respondió De Benedictis.

Pueden comulgar con vino
“Lo de las hostias es una opción. En la mayoría de las parroquias ofrecen la comunión a los celíacos a través del vino consagrado. En lugar del cuerpo, éstos reciben la sangre, porque en el vino del cáliz también se consagra Cristo todo”, manifestó De Benedictis.

Investigaciones recientes marcan que en dos décadas se duplicó la cantidad de personas que padecen la enfermedad de la “enteropatía sensible al gluten”.

En Mendoza, los casos involucran a 3.000 habitantes.

Que la población afectada por esta enfermedad creció es uno de los factores que motiva a algunos miembros de la comunidad católica a buscar alternativas para que la misa sea un acto que todos puedan celebrar.

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